Mis emociones durante la pandemia. Ejercicio de Escritura Terapéutica
Marco Puccini
Miedo: El miedo es como una enorme
sábana mojada que me envuelve. Es gris y pesada, no me deja mover bien, a veces
es tan pesada que me paraliza. Esta emoción aparece generalmente por las
noches. Se va agazapando durante el día, preparándose para atacar durante el
día y por las noches me asalta, envolviéndome. Cuando hace su aparición, siento
que nace de mi estómago y desde allí poco a poco me envuelve. Generalmente hace
su aparición cuando estoy solo. Los agentes provocadores del miedo en estos
meses han sido los medios, las noticias que leo y los rumores en las redes
sociales. Cuando el miedo hace su aparición viene acompañado de la angustia y
la ansiedad. Y a veces trae de cola el pesimismo. Últimamente he aprendido a
cerrarle la puerta, simplemente no pensando en las cosas que me atemorizan,
evitando a los agentes que lo desencadenan. También he pensado que el miedo no
tiene que ser negativo, también puede ser benigno. Y entonces es como una
sábana seca, ligera que me arropa y me protege. Es un miedo que resulta eso:
protector. Es este miedo el que hasta el momento me ha mantenido saludable: el
miedo a contagiarme ha hecho que no incurra en situaciones de riesgo, es el que
me ha mantenido a salvo en mi casa, es el que me ha dado fortaleza para
resistir las ganas de viajar, de visitar a mi madre, de hacer una reunión en mi
casa, etc. Ya no es el miedo atemorizante, sino protector.
Enojo: Es como un duendecillo
silencioso y maligno que asoma su cabeza en los momentos más inesperados. Viene
acompañado de la irritabilidad, y es ésta la voz del enojo. Me irritan las pequeñas cosas que no me salen
como quiero, cuando hay algo que no puedo hacer debido las circunstancias
presentes, cuando pienso en los planes dejados a un lado. Cuando me molesto
insulto, grito, regaño. No me gusta que se presente porque generalmente he sido
una persona difícil de enojarse. Trato de cerrarle la puerta siempre. Siento el
enojo en mi estómago también, así que debe de ser pariente del miedo. Espero
que con el paso del tiempo y con el restablecimiento de una vida normal el
enojo sea algo que vaya desapareciendo.
Tristeza: La tristeza es como un aire
frío que siento alrededor mío. Hace su aparición cuando pienso en las cosas
perdidas, las cosas que fueron y ya no pueden ser. Pero es un aire fugaz. Así como de repente aparece, desaparece. Muchas veces llega acompañado de una sensación que por
curioso que parezca tiene una función útil, porque muchas veces convierte a la
tristeza en algo más positivo y hasta amoroso: la nostalgia. La nostalgia
acompaña a la tristeza y añadiendo el elemento del amor hace que la tristeza
desaparezca. La tristeza afortunadamente no es algo que me paralice tanto como
el miedo ni me irrita como el enojo, creo que tiene una función benéfica que es
el aprender a vivir sin lo que ya no se tiene.
Pablo Reyes Cetz
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