¿DÓNDE ESTÁN TODOS? Por Katia Rejón



Siempre he pensado que los libros son una conversación silenciosa. Escuchar atentamente a una persona que quizá no conoceremos nunca. ¿Dónde están todos? es un gran acierto precisamente porque nos acerca la voz de una persona que escribe para ser entendida. Alicia Ayora Talavera pone el enfoque justo donde se necesita, en una de las discusiones más importantes que tenemos en la actualidad que es la violencia. Sí de género, sí doméstica pero también institucional, la que nace desde la indiferencia y la antipatía. La que es más violenta aún porque puede generar un cambio y, sin embargo, no lo hace. 

Quien escribió las primerísimas versiones de estas memorias no lo hizo, en primera instancia, con la intención de hacer un libro. Y esto me parece una de las cosas más valiosas porque nos dice que la escritura es también una forma de terapia, de hacer presentes las emociones y sobre todo los pensamientos. Convertirlos en palabras y con ello darles vida. Escribir, finalmente, es sentirnos un poco acompañadas. 

Alicia Ayora, gran amiga y escritora de una sensibilidad que no se queda suspendida sino que ancla y sella con su talento una obra como la que hoy presentamos, dio la primera respuesta a la pregunta ¿Dónde están todos? con la recopilación, escritura, corrección y publicación de este libro. 

Hizo de un diario abierto, una obra que a veces avanza como un río calmo y otras veces se convierte en cascada. Sus personajes y escenarios construyen sólidamente los entramados más complejos de una vida, que como la de todos y todas, está llena de momentos de alegría, confusión y desamparo. Estructuró el testimonio para darnos, en la dimensión estética, un buen libro. 

Pero ¿Dónde están todos? es una pregunta vigente. Porque si bien este libro se publica y estamos aquí, en un escenario y en un sitio tan importante como el Olimpo, quien nos habla a través de estas páginas sigue dando vueltas en los márgenes de la injusticia y la impunidad. 

No hemos hecho nada si después de esta publicación y su lectura, nos sentamos en la indiferencia de la que habla en cada uno de los capítulos. 

Rubén Bonifaz Nuño escribió un poema que dice “Estoy escribiendo para que todos puedan conocer mi domicilio, por si alguno quiere contestarme. Escribí al principio: tiendo la mano. Espero que alguno lo comprenda”. Y si este libro lleva por título una pregunta es porque espera que nosotros, sus lectores, presentadores, impresores, editores y espectadores, tengamos la respuesta. 

Muchas gracias

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